miércoles, 4 de agosto de 2010

Eclipse Pampeano

El pasado 11 de Julio se produjo un eclipse solar, que sería observable de forma total en el sur de la región (en zonas como El Calafate y El Chaltén) y de forma parcial en gran parte de Sudamérica. Para la ocasión nos trasladamos con Alejandro Tombolini y quien escribe hasta la localidad de Trenel, provincia de La Pampa, donde la magnitud del eclipse alcanzaría 0.56 (fracción de diámetro ocultado por la Luna)
Por las características del evento era requerido un horizonte noroeste sin obstrucciones, ya que el máximo del eclipse acontecería poco antes del atardecer, y la puesta de Sol sería con el evento avanzado. La Pampa ofrece muchos horizontes interesantes, por ello salimos en busca del propicio el día anterior. Aunque en nuestros planes estaba ver la puesta del Sol, el atardecer del 10 de Julio se presentó con bastante nubosidad hacia donde necesitábamos observar. Aún así, seleccionamos un punto con un interesante marco para las fotos finales, en una ruta de tierra cercana al pueblo.
El día 11 de Julio las condiciones no eran alentadoras, por la nubosidad presente y por el intenso viento sur, con ráfagas aún más intensas, que soplaba sobre la zona. Esto complicaría los planes, ya que en estas condiciones los equipos se encuentran más expuestos y se dificultan otras tareas, como la de obtener un buen foco con las cámaras.
Cerca de una hora antes del primer contacto ya estábamos en el punto seleccionado, con Alejandro y Marcela. Comenzamos a preparar los equipos. Por las condiciones desfavorables, Alejandro optó por no armar la montura ecuatorial, y utilizar solo el trípode con el telescopio sostenido a mano, una tarea difícil pero necesaria. Por mi parte, desplegué un trípode fotográfico amablemente facilitado por Leonardo Julio y dispuse allí mi pequeño refractor de 80 mm con su correspondiente filtro solar.
Pasaron varios minutos antes de que pudiésemos tener nuestra primer vista de el Sol y hacer algunas pruebas de foco y exposición antes de comenzar el eclipse. Las nubes se movían rápido pero eran persistentes. En los huecos despejados aprovechábamos para ir afinando todos los seteos. Llegó el momento del primer contacto, que con dificultad pudimos apreciar. El eclipse continuó avanzando y el Sol descendiendo en altura, poco a poco cada vez más cerca del máximo y más cerca del horizonte.
Tuvimos varios momentos de intermitentes despejes de la zona del Sol, y varias pausas con densas nubes que no permitían verlo en lo más mínimo. Siempre nos mantuvimos al lado de los equipos, y agarrados a ellos, ya que el intenso y frío viento sur no hacía pausa. Comentamos en más de una ocasión lo frías que teníamos las manos y lo poco que las sentíamos. Ropa de abrigo, calzado, gorro, lentes de Sol -y de viento también- fueron fundamentales, así como la asistencia de Marcela, quien nos alcanzaba lo que íbamos necesitando, al tiempo que tomaba imágenes del momento.
Las condiciones eran desfavorables, las nubes podían frustrar la escena final en cualquier momento, el viento frío nos helaba las manos...pero la estábamos pasando espléndidamente bien. Estábamos viendo un eclipse de Sol. ¿Cuantas veces la Astronomía nos expone a condiciones algo duras, pero con sobradas recompensas? Varias veces.
Con el Sol más cerca del horizonte llegó la hora de quitar los filtros a los telescopios. La absorción de la atmósfera permitía con tomas muy rápidas capturar el Sol y el contexto. Un molino, ubicado en las cercanías gracias al planeamiento previo, estaba por entrar en el cuadro. En estos momentos el grueso de las nubes se había movido de la escena y esperábamos el atardecer. Entre tanto, Alejandro alerta sobre una bandada de pájaros en la lejanía cruzando por delante del Sol. Sin mirar, disparé la cámara remotamente (con un disparador infrarrojo, para no mover el telescopio más de lo que lo movía ya el viento) Todo encuadrado, esa foto sería una de las más lindas que tomé del evento. Nunca se debe menospreciar el poder de la casualidad (y del que haya alguien atento a las circunstancias)
Casi finalizando, el Sol se ocultaba, pero no debajo del horizonte. Una densa franja de nubosidad muy lejana absorbía prácticamente toda la luz de la estrella eclipsada. El Sol se oscurecía antes de llegar a nuestro destino planeado: pasar por detrás del molino. Las tomas tenían ahora exposiciones más largas. Los colores ocres dominaron la escena, el Sol se fue ocultado y regalando formas pocas veces vistas, y aunque no llegó a verse por detrás del molino, los últimos minutos, que nos parecieron los más rápidos, fueron de espectacular belleza, enmarcados en un espléndido horizonte pampeano.
Con satisfaccción por haber observando este evento natural, desarmamos los fríos equipos y emprendimos el regreso, contentos por las tomas logradas y por el momento vivido.

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